El Deportes Tolima se topó de nuevo con una de sus bestias negras recientes, el Atlético Bucaramanga.
Y la historia se repitió en el Manuel Murillo Toro: tablas, sin goles. El líder de la Liga no pudo doblegar el orden táctico y la férrea resistencia que el cuadro santandereano desplegó en Ibagué.
Durante los noventa minutos y las adiciones, el equipo ‘Pijao’ se estrelló una y otra vez contra un auténtico muro defensivo. Fue un ejercicio de paciencia frustrado, donde la visita ejecutó a la perfección su plan: llevarse el punto a como diera lugar.
El trámite del juego fue parejo en intensidad, aunque la posesión se inclinó claramente hacia los dirigidos por Lucas González. El ‘Vinotinto y Oro’ intentó con más llegadas al área y remates, pero la puntería no fue la aliada, ni lograron desarticular la línea de contención amarilla.
Samuel Velásquez asumió el lateral izquierdo y, si bien tuvo un inicio cauteloso, su costado fue un foco de peligro cuando Faber Gil lo encaró, obligándolo a replegarse y perder profundidad ofensiva. En el frente, la proyección de Kevin Pérez por la derecha buscaba abrir la cancha, pero la falta de claridad en la creación por el carril central terminó por anular esa intención.
En el medio campo, Sebastián Guzmán volvió a dictar cátedra. Su aplomo y visión de juego lo consolidan como un inicialista inamovible, dejando al tecnico para escoger a Juan Pablo Nieto o a Brayan Rovira quien ingresó como un revulsivo eficiente.
El estratega Lucas González movió sus fichas buscando ese gol que rompiera el cerrojo. Agotó el frente de ataque: salieron Jersson González y Mauricio González junto con Parra; entraron Lencina —con escaso tiempo para influir—, Moreno y Éver Valencia. Sin embargo, la chispa del desequilibrio nunca apareció, «Tatay» Torres volvió a mostrarse poco creativo, y con un bajo rendimiento que preocupa a la afición. Simplemente, no le salieron las cosas al conjunto pijao que enfrentara la próxima fecha a Santafe.