La intención de esta columna va mucho más allá de un sentimiento,
de confrontar excusas que en realidad no tiene un sustento fuerte para aquellos que, con la posibilidad de apoyar un gusto mas que deportivo, un gusto que se fundamenta en los valores que permiten a un equipo formado de personas en su mayoría de diferentes regiones del país, así como la hinchada que hoy tiene el Deportes Tolima, de salir a la cancha y ofrecer un espectáculo digno para la nueva generación que ha visto coronarse al equipo de la ciudad musical de Colombia en más de 2 oportunidades tras la participación en mas de cinco finales desde la época post pandemia.
Siempre es usual ver los rostros llenos de armonía en cuatro lugares que marcan un antes y un después para una escuadra futbolística de grandes hitos, a manera de brújula, son cuatro los modos y orientaciones en que cada jugador observa en cada salida de un escenario impecable como es el estadio Manuel Murillo Toro; se refleja un norte claro, que es llegar a obtener mejores registros en competición Nacional e Internacional, un oriente que marca la forma en que se pretende escuchar un eco que va de menos a más en el sonido de los hinchas en cada apoyo al equipo, un occidente que busca destacar un lugar que concentra personas de diferentes edades, de diferentes épocas, en un banco lleno de historias, de entrenadores, de aficionados que buscan un solo grito, de victoria y de éxito, y de la tribuna icónica, que lleva desde varios años dando ejemplo de fidelidad en las buenas, en las difíciles, y en las de hechos inolvidables y acompañamiento fiel.
Nunca pasara de moda realizarse la pregunta sobre ¿Qué hace falta para tocar la gloria internacional?. Será alguna mística fugaz que se presenta en pocas ocasiones, será la falta de un jugador criado a punta de tamal y lechona que represente la lucha y el poder pijao, o será solo marcar más de cinco dígitos en la asistencia para el estadio que intenta llevar en su nombre al mayor representante de la historia del equipo Deportes Tolima.
Basta solo llevar presente un lema que se puso de moda: Creer es poder, para reflejar por medio de la voz las ganas de alentar siempre en cualquiera de las cuatro tribunas llenas de personas resilientes, que cuando se reúnen para celebrar, son capaces de convertir a un equipo de poca historia en el más grande animador de las instancias finales y decisivas en el marco deportivo del rentado nacional.