Deportes Tolima sigue sin levantar cabeza en el arranque de la Liga BetPlay Dimayor II – 2025.
Esta vez, ante su público, volvió a ceder puntos en casa, y lo hizo frente a un Santa Fe que fue más práctico que vistoso, pero efectivo a la hora de capitalizar su única opción clara. El gol de Ewil Murillo al minuto 53 marcó la diferencia en un duelo que dejó más interrogantes que certezas para el conjunto pijao.
El estadio Manuel Murillo Toro fue el escenario donde los errores volvieron a pasar factura. Tolima arrancó con ímpetu, intentando dominar por bandas y con algo de posesión en el medio, pero sin profundidad. La idea de juego fue difusa, sostenida apenas por arrestos individuales y una línea ofensiva que, aunque voluntariosa, careció de sincronía para romper la estructura defensiva santafereña. El primer tiempo se fue entre insinuaciones locales y un visitante replegado que esperaba su oportunidad.
Y esa oportunidad llegó, sin demasiado trámite, en el inicio del segundo tiempo. Una acción sin aparente riesgo terminó en gol tras un rebote que provocó la anotació y único gol en este encuentro. Ewil Murillo no dudó, y con remate certero, acompañado por un desvío que desacomodó al arquero uruguayo Cristopher Fiermarín puso el 0-1 que resultó definitivo. Un gol con olor a desconcentración, que volvió a exhibir la vulnerabilidad de un equipo que no logra consolidar una línea defensiva confiable.
A partir del tanto, el conjunto orientado desde el banco intentó reaccionar. Hubo cambios, se adelantaron líneas, y se apeló al amor propio, pero fue más corazón que cabeza. Las llegadas al área rival fueron esporádicas y carentes de claridad. Santa Fe, por su parte, supo manejar los tiempos del partido, enfriarlo cuando fue necesario y contener los ataques de un Tolima desesperado y sin ideas en los últimos metros.
Es preocupante para el entorno vinotinto y oro que el equipo aún no sume en dos salidas. Más allá de las estadísticas, lo que inquieta es la falta de identidad colectiva. La nómina, que cuenta con nombres importantes, no termina de engranar, y el sistema de juego luce desconectado entre líneas. El mediocampo no consigue transiciones efectivas, y el ataque luce huérfano cuando el balón llega sin ventaja.
La afición, fiel como siempre, acompañó desde las tribunas, esperando una reacción que nunca llegó. Este resultado no solo golpea la tabla, sino también la moral de un plantel que parece haber perdido esa mística que lo caracterizaba como fuerte local. El Murillo Toro, que tantas veces fue una plaza difícil, hoy se convierte en tierra conquistada por los rivales.
La Liga apenas comienza, pero Tolima no puede darse el lujo de seguir cediendo terreno. En un campeonato de calendario corto y competencia feroz, cada partido cuenta, y los puntos en casa valen doble. La autocrítica deberá ser el primer paso para corregir, porque el fútbol, además de talento, exige compromiso, concentración y carácter. El próximo reto será la oportunidad para demostrar que este equipo está dispuesto a reaccionar.
Foto: @cdtolima